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Los vellos enterrados son uno de los problemas más comunes después de rasurarse o depilarse la zona íntima. Se producen cuando el vello, en lugar de crecer hacia afuera, queda atrapado bajo la piel, generando inflamación, granitos rojos e incluso foliculitis. Aunque no son peligrosos, sí resultan molestos y antiestéticos.
La foliculitis en la zona íntima es más común de lo que parece. Aparece cuando los folículos pilosos (de donde nace el vello) se inflaman después del afeitado, depilación con cera o incluso por el roce con la ropa. Se manifiesta como pequeños granitos rojos o con pus, acompañados de ardor o comezón.
Afeitar la zona íntima es una práctica común, pero muchas veces viene acompañada de enrojecimiento, ardor o irritación. Esto ocurre porque la piel en esta área es más fina y sensible, y al rasurarla queda expuesta a microcortes y fricción. La buena noticia es que existen soluciones naturales que ayudan a calmarla y acelerar su recuperación.
Afeitar la zona íntima es una práctica común tanto en hombres como en mujeres, pero también una de las que más fácilmente provoca molestias como ardor, irritación o enrojecimiento. Esto ocurre porque la piel en esa área es mucho más sensible y delicada que en otras partes del cuerpo. La buena noticia es que con los cuidados adecuados puedes reducir estos problemas y mantener tu piel sana.

Depilarse o rasurarse la zona íntima puede dejar la piel sensible, con enrojecimiento o incluso pequeñas irritaciones. Es normal, ya que al retirar el vello se eliminan también células superficiales de la piel, dejándola más expuesta. Por eso, elegir la crema adecuada para después de la depilación es clave para mantener la piel sana, fresca y libre de molestias.